microrrelato: 54 años

¡Hola de nuevo! 🙂

Hoy os traigo mi primer original en este blog, un microrrelato que escribí hace un tiempo para un concurso de Facebook (no gané, BTW). Antes que nada, he de decir que, aunque sé que son muy populares y que hay muchos concursos al respecto, no me gusta nada escribir microrrelatos. Principalmente porque a la hora de escribir me gusta dar a todo mucho background, me gusta enrollarme en los pensamientos de los personajes y todo eso no tiene cabida alguna en un microrrelato.

Pero en esa ocasión me animé a hacerlo porque estaba bajo circunstancias un tanto especiales que pondré después del microrrelato en sí (no es cuestión de enrollarse nada más empezar la entrada). Así que vamos allá.

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Sostengo tu mano, aunque hace tiempo que te has ido. A pesar de que no sientes tus dedos entrelazados con los míos. En la garganta noto atrapadas todas las palabras que siempre te dije en cada mirada: gracias por los años contigo, por las sonrisas y por los niños, por amarme como la primera vez a pesar de los años vividos. Las lágrimas siguen agolpándose en mis ojos, por mucho que me aclare la garganta. Te beso la mano y susurro en el silencio de esta habitación de hospital, en vano: «Por favor, quédate conmigo».

Notas: Ahora sí, el contexto. Cualquiera que me conozca sabe que soy fan de «El Señor de los Anillos». Pero muy, muy fan. Cuando salieron las películas yo tenía 11 años y enseguida me encariñé de una forma bestial con todo el cast y ahí descubrí a Christopher Lee. Siempre le he admirado mucho, me parecía una persona increíble, sumamente sabia con un montón de historias que contar. Por eso, sabía que cuando se fuera, para mí iba a ser un palo.

Y lo fue.

Recuerdo que estaba sentada en la parada del tranvía para ir a un examen de la universidad cuando leí en Twitter que había fallecido y se me hizo un nudo en la garganta espantoso. De buena gana me habría puesto a llorar ahí mismo, pero me contuve y, como además tenía examen esa tarde, procuré contener la sensación de mal cuerpo que se me había quedado para poder hacer un buen examen (y lo hice). Ya cuando volví a casa sí que me dio la llantina, me pasé casi tres días llorando – y no es broma, le admiraba muchísimo – hasta que me dí cuenta de que una de las razones por las que siempre le había admirado tanto es que parecía haber vivido varias vidas en una sola. Tuvo una vida absolutamente plena y reconocimiento en aquello que más amaba, el cine. Podría decirse que sentí que había hecho todo lo que tenía que hacer y que finalmente le había llegado el momento de marcharse.

Una de las cosas que ya sabía era que su esposa, con la que llevaba casado la friolera de 54 años, había estado a su lado en todo momento y que había tomado la decisión de no anunciar su fallecimiento hasta unos días después para poder preparar la despedida de una forma íntima. Me puse a pensar en cómo debía ser perder a alguien con quien has compartido 54 años de tu vida y de ahí nació este microrrelato. Y no, no es un fic de Christopher Lee y su mujer, para nada, pero éstas fueron las circunstancias que me llevaron a escribir este pequeño microrrelato y, en cierta manera, está dedicado a ellos.

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